Moldeada y tallada a mano, esta figura de barro representa un ave estilizada, cuyos grabados florales evocan las formas de la naturaleza y el simbolismo ancestral. Su forma sencilla y elegante la convierte en una pieza decorativa muy versátil: puede habitar repisas, escaleras, escritorios o mesas, siempre aportando carácter y equilibrio.
No tiene un uso funcional específico, y eso le da libertad: es una pieza que puede colocarse donde mejor se sienta. Es barro que observa, acompaña y embellece.